Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad en el mundo, pero su desarrollo puede prevenirse en gran medida con hábitos saludables establecidos desde edades tempranas. Adoptar un estilo de vida activo, mantener una dieta equilibrada y evitar conductas de riesgo son acciones fundamentales para proteger el corazón a lo largo de la vida. Uno de los factores más importantes en la prevención es la alimentación. Una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales y grasas saludables contribuye a mantener niveles adecuados de colesterol y presión arterial. Además, limitar el consumo de alimentos procesados, sal y azúcares añadidos ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas. En Ramazzini, enfatizamos la importancia de la educación alimentaria en jóvenes como una herramienta preventiva esencial. La actividad física es otro pilar fundamental. Realizar al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana mejora la salud cardiovascular y controla factores como el peso y la resistencia a la insulina. Además, fomenta un estado de ánimo positivo y fortalece el sistema inmunológico. Es crucial evitar conductas de riesgo como el consumo de tabaco y alcohol en exceso. Estas sustancias tienen un impacto directo en la salud vascular y aumentan el riesgo de desarrollar hipertensión y aterosclerosis. La promoción de un estilo de vida libre de estas prácticas es clave para prevenir complicaciones en el futuro. La prevención de enfermedades cardiovasculares debe comenzar desde edades tempranas. Con el enfoque adecuado, es posible reducir significativamente la incidencia de estas afecciones y promover una vida más saludable para las próximas generaciones.