¿Cómo afecta el estrés crónico a tu cuerpo?

¿Cómo afecta el estrés crónico a tu cuerpo?

El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que percibimos como amenazantes o demandantes. En dosis moderadas, puede ayudarnos a actuar con rapidez y concentración. Sin embargo, cuando se prolonga en el tiempo y se vuelve constante, hablamos de estrés crónico, una condición que puede dañar seriamente tu salud.

Cuando estás bajo estrés crónico, tu cuerpo se mantiene en un estado de alerta permanente. Esto significa que las hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina, se liberan de forma continua, afectando múltiples sistemas.

Uno de los primeros en verse comprometidos es el sistema cardiovascular. El aumento constante de la presión arterial y la frecuencia cardíaca incrementa el riesgo de hipertensión, infartos y otros problemas del corazón. También se altera la circulación sanguínea, lo que puede causar sensación de fatiga o manos y pies fríos.

El sistema digestivo también se ve afectado. Muchas personas con estrés crónico presentan síntomas como acidez, colon irritable, pérdida del apetito o, por el contrario, atracones alimenticios. Estos desequilibrios, además de generar malestar, pueden derivar en trastornos digestivos más graves si no se tratan a tiempo.

En cuanto al sistema inmunológico, el estrés sostenido lo debilita. Las defensas bajan, y eso hace que el cuerpo sea más propenso a infecciones, enfermedades respiratorias frecuentes o incluso problemas en la piel como dermatitis o caída del cabello.

Otro gran afectado es el sueño. El estrés impide conciliar el sueño de forma natural, disminuye su calidad y genera cansancio al despertar. Con el tiempo, este insomnio acumulado repercute en la concentración, la memoria y el estado de ánimo.

Desde el punto de vista hormonal, el cortisol elevado interfiere con el equilibrio de otras hormonas importantes. En mujeres, puede alterar el ciclo menstrual o intensificar los síntomas de la menopausia. En hombres, puede afectar la producción de testosterona y disminuir la libido.

Además, el estado emocional se deteriora progresivamente. La irritabilidad constante, la sensación de agobio o la falta de motivación pueden desembocar en trastornos como la ansiedad o la depresión si no se identifican y tratan a tiempo.

¿Qué puedes hacer para reducir los efectos del estrés crónico?

Primero, reconocer que existe. Muchas veces lo hemos normalizado tanto que no notamos cuánto nos afecta. El segundo paso es hacer ajustes conscientes:

  • Incorporar pausas activas o técnicas de relajación durante el día.
  • Establecer límites sanos entre el trabajo y la vida personal.
  • Mantener una rutina de sueño reparadora.
  • Hacer ejercicio con regularidad.
  • Comer de forma equilibrada y evitar estimulantes como el café en exceso.
  • Buscar apoyo profesional si los síntomas persisten.

El estrés es parte de la vida, pero vivir con él como un enemigo constante no tiene por qué ser tu realidad. Si sientes que no puedes manejarlo solo, acude a un especialista. Tu cuerpo y tu mente merecen vivir en equilibrio.

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