El ejercicio físico es una de las herramientas más efectivas para prevenir enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y las afecciones cardiovasculares. Incorporar actividad física en la rutina diaria no solo mejora la salud física, sino también el bienestar mental, reduciendo los niveles de estrés y ansiedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda al menos 150 minutos de actividad moderada a la semana. Esto puede incluir caminar, nadar o practicar yoga, actividades accesibles para personas de diferentes edades y niveles de condición física. Además de mejorar la circulación y fortalecer el corazón, el ejercicio ayuda a regular los niveles de azúcar en la sangre y el peso corporal. En Ramazzini, fomentamos estas prácticas como parte de un enfoque preventivo. Para quienes no están acostumbrados a realizar ejercicio, comenzar con actividades de baja intensidad y aumentar progresivamente el esfuerzo es una estrategia segura. La constancia es clave, y encontrar una actividad que resulte placentera aumenta las probabilidades de mantener el hábito a largo plazo. Además de los beneficios físicos, el ejercicio tiene un impacto positivo en la salud mental. Mejora el estado de ánimo al liberar endorfinas y fomenta un sueño reparador. Estos efectos combinados contribuyen a una mejor calidad de vida y al manejo de enfermedades preexistentes. El ejercicio físico no requiere grandes inversiones ni equipamientos sofisticados; basta con dar pequeños pasos hacia una rutina activa. Incorporarlo como parte de un estilo de vida saludable puede prevenir complicaciones futuras y brindar beneficios que se extienden a todos los aspectos de la vida.